Alguien le preguntó
si era posible que se enamorara.
Con
su eterna sonrisa y sus penetrantes ojos verdes, lo miró y respondió ...
-
- No sé
cuántas vidas han pasado ya, pero hace
mucho tiempo que mi corazón tiene dueño.
Fue una noche
de verano la primera vez que se cruzó con aquella sombra. Oculto en la
oscuridad, perdido en el tiempo, vagaba entre dos mundos, en eterna soledad, el rey de los no vivos.
Observaba, deambulaba y se perdía entre los murmullos de la noche.
Curiosa,
aburrida de la normalidad de la gente, ahogada en sus pensamientos, sin darse
cuenta una noche lo encontró. Casualidad o causa del destino, se pensó.
Su piel tan
blanca, mirada profunda que mostraba las penas de su alma, el amo de la noche
le rebeló los misterios que se escondían en su mundo, la llevó a lugares jamás vistos por los
mortales, le enseñó a perseguir sus sueños.
Poco a poco, noche tras noche, refugiada en aquellos brazos fue dejándose llevar por sus sentimientos.
Él tenía que partir, ella le entregó su corazón y su alma para que jamás volviera a estar sólo.